La economía del bien común

Destacados

La economía del bien común

Publicado 9 julio, 2014

Juan Mateos
Director de contenidos de Bricocrack

“A menudo descartamos por utópicas todas aquellas propuestas teóricas que van a contracorriente de lo establecido. Sin embargo, es indiscutible que existen indicios claros que muestran que esas propuestas tienen cada vez mayor arraigo entre un sector importante de los consumidores.

En esa línea se inscribe la propuesta de Christian Felber, un economista austriaco que ha presentado en España su nuevo libro “Salvemos el euro” y que es el padre destacado de un movimiento económico denominado “La economía del bien común”. Sus principios, radicalmente contrarios al actual sistema constitucional y económico occidental, presentan la originalidad de contar con una especie de guía de acción empresarial que ha sido asumida por cientos de empresas en Europa.

Más allá del realismo práctico o de la aceptación de los fundamentos éticos que cada uno queramos otorgar a estas líneas de pensamiento, hay tres aspectos esenciales que no tienen discusión posible y que no podemos olvidar cuando se trata de orientar el planteamiento corporativo de nuestra empresa:

1. El modelo social y político actual está en crisis y bajo la sospecha de que se trata de una falsa democracia que sirve para proteger intereses inmorales de una minoría.

2. Como resultado de lo anterior, los valores fundados en la honestidad y en la solidaridad han cobrado una dimensión mucho más profunda de la que se daba en las épocas de bonanza económica. Dicho en términos castizos, la población se siente mucho más cercana a la imagen de los llamados “perroflautas” que a la de los miembros de los parlamentos.

3. La acción de las empresas y la actividad comercial no son ajenas a ese fenómeno. La población quiere una comunicación creíble y solidaría (o al menos respetuosa) por parte de las empresas y la opinión pública es cada día más sensible a los aspectos vinculados a la responsabilidad corporativa de las empresas.

Caminar en esa dirección requiere, ante todo, hacer una profunda reflexión desde una perspectiva humanista de todo lo que se mueve en el entorno de nuestra actividad empresarial. Las relaciones laborales, el cumplimiento de compromisos en el producto y en las ofertas, el respeto a los proveedores y colaboradores, el cuidado medioambiental, la lealtad empresarial…, en general, todos los aspectos que siempre han existido, pero que quedaban en letra muy pequeñita detrás del de RESULTADOS, cobran hoy un valor destacado como gimnasia esencial para desarrollar el músculo social de la empresa”.