“La madre que me parió”

Destacados

“La madre que me parió”

Publicado 23 febrero, 2012

Este fue el grito de guerra que me salió de forma espontánea mientras leía una información en www.elcorreogallego.es, en La Opinión A Coruña, en www.abc.es y en  www.lainformación.com.  La noticia en cuestión hacía referencia a un estudio publicado por la revista Epidemiology, y del que son autores los profesores de la USC Alberto Ruano y Juan Miguel Barros, que resalta como principal conclusión que practicar bricolaje, pintura artística o modelismo puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón.

El profesor Alberto Ruano explicaba en Radio Obradoiro que para hacer el estudio analizaron a casi 1.000 personas, reclutadas en el Hospital Clínico de Santiago y en el Complexo Hospitalario de Ourense. De ellas, 450 tenían cáncer y 550 no. Vimos que la práctica de las citadas actividades era más frecuente entre los primeros. De hecho, el riesgo se multiplicaba por tres».

Para dejarnos a todos tranquilos, sobre todo a los gallegos, Ruano quiso dejar claro que, por una parte, en Galicia no es demasiado frecuente la práctica de estas actividades (ya lo siento por los proveedores de artículos de bricolaje que intentan vender en ese mercado), y por otra, que no todas ellas conllevan riesgo, ya que dentro del bricolaje, por ejemplo, hay trabajos en los que no se utilizan estos productos. Y seguramente el hombre se fue a su casa, después de soltar esta tesis digna del Premio Nobel, encantado de conocerse.

Ya, para salvar al mundo, el citado profesor recomendó realizar esas actividades en lugares ventilados, tener la precaución de no dejar abiertos los botes de pintura o barniz, usar mascarilla y no fumar. Con respecto a esto último, señaló que «hay una sinergia importante entre fumar y llevar a cabo estas actividades de forma simultánea».

A ver, si seguramente lleva razón. Coincido en que es mejor tapar los botes de pintura y no fumar mientras utilizamos amoniaco. Que es mejor correr por la playa (siempre que no vayas fumando), que realizar actividades con productos tóxicos, aunque para eso ya está el sentido común y las indicaciones de los prescriptores, tanto detallistas como proveedores. Que, sin lugar a dudas, inhalar sustancias tóxicas es perjudicial para el organismo. Lo que pasa es que para aspirar humo, fumar, beber alcohol o inhalar sustancias tóxicas, como las que se pueden saborear por ejemplo en una mañana de denso tráfico en una gran ciudad, no hay que hacer bricolaje.

Por Dios, ya tuvimos bastante con la campañita del Ayuntamiento de Barcelona en la que nos animaban a sustituir la aburrida tarea de hacer bricolaje por visitar museos. Creo que los resultados de este estudio de andar por casa, y la simple idea de centrarlo en personas que hacen bricolaje, aparte de perjudicar al comercio (siempre que se tengan en cuenta), dicen muy poco de la simplista seriedad científica, en este caso.

Ya se han hecho “estudios” sesgados sobre la coincidencia de enfermedades con todo: con el café, el vino, el uso de ordenador, el del teléfono móvil…, y ahora faltaba éste.

¿Cuál va a ser el siguiente?, ¿preguntarle a los enfermos de hemorroides en qué localidad pasan sus vacaciones de verano para joder un poquito el turismo?.

 

Antonio Miranda

Periodista y Director de Panoramaindustrial.com